martes, 24 de julio de 2007

A.M. - Eduardo Estrella

Eduardo Estrella no cabe en un partido que ha elegido para llegar al Palacio Nacional la forma de entender la política de Amable Aristy.
No es mucho más complicado que eso. Era esperable un anuncio como el de ayer; se abren caminos nuevos para él y posibilidades interesantes para todos. Incluidos los demás partidos políticos.

Ya Quique Antún le había pedido que no deje el PRSC. Y de esa petición se dedu
ce que Quique -los “quiques antunes" de todos los partidos- no está leyendo bien el sentir social.

El actual modelo de actuación de los partidos ya no da para más. Tirar dinero desde un helicóptero cuadra perfectamente con el espectáculo penoso de la semana pasada: tipos con armas largas en las puertas de juntas y cabildos, defendiendo el empleo/negocio de su banda. ¡Para echarse a temblar!
Los partidos ya no controlan ni a sus cargos.
El clientelismo político nos tiene siempre al borde del colapso como Estado, en la inopia como sociedad, estancados económicamente, en inferioridad de condiciones para competir globalmente, mezquinamente sumisos a un poder con ribetes de opereta.

Los partidos tienen que abrir una brecha a otras formas de actuación, y si entre “los quiques“de todas las siglas queda alguien sin venda en los ojos o en los escrúpulos, serán ellos los que lideren este cambio.
Ahí se enmarca la decisión de Estrella. Su decisión de declararse libre es tan acertada como la de Danilo Medina de quedarse en el PLD.

Si los políticos profesionales abren ojos y oídos, tendrán que entender que el desánimo social que se detecta no es infundado, ni tiene fácil solución. El clientelismo nos ha convertido en una sociedad desproporcionada y extraña, en la que es más fácil poner una videoconferencia a China que sacar un certificado de nacimiento.

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