viernes, 9 de noviembre de 2007

Estado de damnificados se complica en escuelas

La mayoría siente que el Estado los abandona y los presiona para que abandonen los planteles este fin de semana

SD. Con la mirada perdida, los pies descalzos y el cabello desarreglado, Francisca Pérez Martínez permanece sentada en un pequeño colchón de los muchos que colman el aula que comparte con otros 58 damnificados en la escuela de Hato Nuevo en Manoguayabo.

A esa hora del día –las 12:00- su único alimento ha sido un pan con café que su marido consiguió para ella. “Aquí la comida llega de dos y media a tres de la tarde”, se queja Pedro Matos, uno de los que vivía en el inundado barrio Juan Guzmán hasta la llegada de la tormenta “Noel”.

Conforme han pasado los días, la situación de los damnificados que aún están en las escuelas públicas se ha agravado. Las raciones alimenticias que proveía el Estado varias veces al día se han reducido a una o a ninguna.

A esto se suma las dificultades para dormir y hacer sus necesidades fisiológicas, la presión que reciben cada día para que abandonen los planteles y la angustia que les sobreviene cada vez que les dicen que serán llevados a lugares con menos condiciones para subsistir.

Esto último es lo que más preocupa a Pérez Martínez. Ayer, con lágrimas en los ojos pidió al Presidente que intervenga para que no los trasladen al salón multiusos al que los pretenden llevar.

“Estamos desesperados…Quiero decirle al Presidente que tenga piedad de nosotros. Que nosotros no estamos aquí porque queremos”, dijo entre sollozos.

Al otro extremo, en la escuela Aída Cartagena Portalatín de La Zurza, en el Distrito Nacional, la desesperación de las 93 personas que ocupan el salón multiusos no es menos apremiante. Aseguran que desde el domingo no reciben alimentos desde el Estado. “Nos han abandonado. No tenemos agua, no tenemos leche para los niños…”, asegura Marisol Concepción.

Algunos entienden que los están “castigando” para que abandonen la escuela, acto al que no se oponen pero con la condición de que sea para un lugar adecuado para vivir.

Hasta ayer ninguna autoridad había planteado una solución concreta para estas personas que tampoco sintonizaron el discurso de Fernández por falta de energía eléctrica y receptores de radio y televisión.

Por: Yvonny Alcántara

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